Las infecciones respiratorias son enfermedades que afectan las vías respiratorias, que incluyen la nariz, la garganta, los bronquios y los pulmones. Estas infecciones pueden ser causadas por diversos microorganismos, incluyendo virus, bacterias y, en algunos casos, hongos. Son comunes en todas las edades y pueden variar desde leves hasta graves, dependiendo del tipo de infección y del estado de salud del individuo.
Los pacientes suelen preguntar sobre los signos y síntomas de una infección respiratoria, que pueden incluir tos, fiebre, dificultad para respirar, congestión nasal, dolor de garganta y fatiga.
Una pregunta frecuente es cómo se diagnostican estas infecciones. El diagnóstico generalmente se basa en los síntomas, un examen físico y, en algunos casos, pruebas de laboratorio como análisis de sangre, cultivos de garganta o imágenes del tórax (radiografías).
Los pacientes quieren saber cuándo deben consultar a un médico. Se recomienda buscar atención médica si los síntomas son graves, si la fiebre dura más de unos pocos días, si hay dificultad para respirar o si la tos no mejora en una semana.
Otra pregunta común es sobre los tratamientos disponibles. Los tratamientos varían según el tipo de infección (viral o bacteriana), pero pueden incluir antibióticos (para infecciones bacterianas), medicamentos para aliviar los síntomas, reposo y mantenerse bien hidratado.
Los síntomas típicos incluyen tos, fiebre, dificultad para respirar, congestión nasal, dolor de garganta y fatiga. En casos más graves, puede haber sibilancias o dolor en el pecho, lo que indica la necesidad de una evaluación médica urgente.
El diagnóstico se basa en una combinación de examen físico y síntomas. En algunos casos, se pueden realizar pruebas adicionales, como análisis de sangre, cultivos de esputo o radiografías de tórax para descartar neumonía u otras complicaciones.
Se recomienda buscar atención médica si experimentas fiebre alta que no cede con medicamentos, dificultad para respirar, tos persistente por más de una semana, o si tienes una condición subyacente como asma o enfermedad pulmonar que podría complicarse.
El tratamiento depende de si la infección es viral o bacteriana. Para infecciones virales, generalmente se recomienda reposo, hidratación y medicamentos para aliviar los síntomas. Para infecciones bacterianas, como la neumonía, pueden recetarse antibióticos. En ambos casos, es importante seguir las recomendaciones médicas y evitar la automedicación.