El Plasma Rico en Plaquetas, o PRP, es un tratamiento hecho a partir de tu propia sangre. Se toma una pequeña cantidad de sangre y luego se separan sus componentes mediante una máquina. La parte rica en plaquetas, que ayuda en la cicatrización, se utiliza para el tratamiento. El PRP puede ayudar al cuerpo a sanar más rápido y regenerar tejido. A menudo se utiliza en áreas como las articulaciones, el cabello y la piel. Los atletas a veces utilizan el PRP para sanar lesiones más rápidamente. En la piel, el PRP puede ayudar a reducir signos de envejecimiento y mejorar la tez. Cuando se utiliza en el cuero cabelludo, puede promover el crecimiento del cabello. El tratamiento es natural, ya que utiliza tu propia sangre, lo que reduce las reacciones alérgicas. En general, el PRP puede potenciar la capacidad natural del cuerpo para sanar y lucir mejor.
Es posible sentir cierta incomodidad, especialmente en áreas como las articulaciones. Para los tratamientos en la piel, a menudo se aplica una crema anestésica para reducir cualquier dolor.
Los resultados pueden variar según el área de tratamiento. Por ejemplo, las mejoras en la piel pueden notarse en unas pocas semanas, mientras que la curación de las articulaciones podría llevar más tiempo.
Dado que el PRP utiliza tu propia sangre, los riesgos son mínimos. Sin embargo, algunas personas podrían experimentar una leve hinchazón, hematomas o enrojecimiento en el sitio de la inyección.
El número de sesiones varía según el propósito del tratamiento y las necesidades individuales. Un médico o especialista puede brindar orientación personalizada según tu situación.